CARLOS GARDEL, 85 AÑOS NO ES NADA…

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CARLOS GARDEL, 85 AÑOS NO ES NADA…

Hace 85 años, un 24 de junio de 1935, falleció en Medellín, Colombia, Carlos Gardel, conocido como el Morocho del Abasto y también como el Zorzal Criollo, el cantante más famoso del mundo de acuerdo a los entendidos y el público general. Incluso se podría decir que Gardel, guardando los contextos, es un ícono mundial para la cultura global, como Valentino, el Che, Ghandi, Cristo, Chaplín o Buda. Frank Sinatra, otro cantante de fama mundial, cuando visitó Buenos Aires en 1981, para cantar en el legendario Luna Park, le dedicó un ritual durante una visita al Mercado de Abasto, incluida la frase: “Thanks for helping me to live, Mister Gardel”. Pero esa historia merece una nota aparte.

Carlos Gardel fue sin duda un personaje trágico, en el sentido en que los griegos entendían este concepto, lleno de alegorías y donde el destino estaba marcado desde la primera luz. Gardel muere joven, a los 45 años, en la cúspide su fama. Había conquistado toda Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, quedándole muy poco que lograr en ese sentido. Su fama trascendía los idiomas y culturas. Pero llegaría el día inevitable, tejido por la Moira, que trágicamente lo elevaría al panteón de los elegidos, aquellos a los que el tiempo no mata ni olvida, si no que los transforma en monumentos imperecederos. Y así, cada año que pasa pareciera que Gardel jamás se marchó. Sigue vivo y cada día cantando mejor.

Su voz inigualable, su garbo y prestancia lo hacían único. Hoy, incluso en culturas e idiosincrasias tan diferentes a la ríoplatense, como la japonesa por ejemplo, el tango y Gardel suman admiradores. Gardel falleció en tierras lejanas, pero siempre regresa a su Buenos Aires querido: “Mi Buenos Aires querido,/ cuando yo te vuelva a ver,/ no habrá más penas ni olvidos”. Y así ha sido desde 1935 a la fecha, Carlos Gardel siempre regresa cada 24 de junio para seguir cantando “sin penas ni olvidos”.

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EL TANGO Y LOS BARRIOS

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EL TANGO Y LOS BARRIOS

Buenos Aires. Mercado del Abasto en 1898 (Barrio de Balvarena)

Niños en un barrio de Buenos Aires a principio del siglo XX

La relación entre los barrios y el tango comienza desde el nacimiento de este. Son inseparables. El sentimiento de pertenencia en el espíritu rioplatense, expresado en el concepto de barrio, se aferra al tango con pasión. Son incontables los tangos que dan cuenta de esta relación. El tango viene de los arrabales, muchos de los cuales, con el paso de los años, darían vida a los barrios de Buenos Aires. De hecho los barrios, en la capital argentina, son parte de la división administrativa de la ciudad, teniendo cada uno de ellos una marcada identidad propia. Entre los más famosos, tenemos La Boca, San Telmo, Palermo, Recoleta, Boedo, Nueva Pompeya, etcétera.

Uno de los tangos más famosos, que nos habla de los barrios, es sin duda “Sur” de Manzi y Troilo, cuyas grabaciones más populares son las interpretadas por Edmundo Rivero y el “Polaco” Goyeneche, dos grandes versiones: “San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo/ Pompeya y más allá la inundación./ Tu melena de novia en el recuerdo/ y tu nombre flotando en el adiós” (…) “Sur…/ paredón y después./ Sur…/ una luz de almacén./ ya nunca me verás cómo me vieras/ recostado en la vidriera/ esperándote” (…) “Las calles y las lunas suburbanas/ y mi amor en tu ventana:/ todo ha muerto, ya lo sé”. Tampoco podemos dejar de mencionar “Melodía de arrabal”, que compusieran Gardel, Le Pera y Battistella, donde encontramos algunos de los más bellos versos sobre los barrios: “Barrio plateado por la luna/ rumores de milonga/ es toda tu fortuna;/ hay un fuelle que rezonga/ en la cortada mistonga” (…) “Barrio, barrio,/ que tenés el alma inquieta/ de un gorrión sentimental”. Otro tango que alcanzó notoria fama, compuesto por Blomberg y Maciel e interpretado por Alberto Castillo, se titula “La que murió en París”, inspirado en Margarita Gautier, la heroína de Alejandro Dumas hijo, en su novela La dama de las camelias: “Yo sé que aún te acuerdas del barrio perdido,/ de aquel Buenos Aires que nos vio partir./ En tus labios fríos aún tiemblan los tangos/ que en París cantabas antes de morir”.

Algunos especialistas afirman que el tango tiene que tener tres ingredientes insustituibles: “melancolía, amor y barrio”. Lo que no deja de ser cierto. Algunos barrios con tangos propios son: Flores, con el tango “San José de Flores” de Armando Acquarone y Enrique Gaudino. Caballito, con un tango homónimo compuesto por Adolfo Avilés. Y así suma y sigue, “Bajo Belgrano”, “A media luz”, “Sangre Maleva” y tantos otros.

Sin duda el barrio es fundamental en la vida, quizás nuestra primera identidad territorial. Escribió Homero Expósito en el tango “Viejo barrio poligrillo”: En el barrio que nací/ todo tiene más color…/ En el barrio que crecí/ siempre el tango sigue/ en flor./ Es la única verdad/ que no sabe de maldad/ porque tiene la madera/ silenciosa y duradera/ que cultiva la amistad…”.

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Un chileno “yerno” de Gardel

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Un chileno “yerno” de Gardel

Cuando se filmó la película “El día que me quieras” (1935), entre el elenco nos encontramos con un chileno, el afamado compositor Francisco Flores del Campo, que interpretó el papel de yerno de Carlos Gardel en la cinta. Más tarde, Flores recordó a Gardel: “Era un hombre bajo, engominado, formal, sonriente, correcto y estirado” (…) “Carecía por completo de vedetismo, rasgo que me llamó la atención, considerando que era la estrella de la película, autor de la música y dueño de la mitad de la productora”.

En la foto: Francisco Flores, Rosita Moreno y Carlos Gardel. 

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