LOS GUITARRISTAS DE GARDEL

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LOS GUITARRISTAS DE GARDEL

Desde sus orígenes como cantante folclórico, Gardel fue siempre un artista de guitarra, como el único instrumento que lo acompañara. Solo en contadas ocasiones actuó o grabó con alguna orquesta típica. Estos son los guitarristas que pasaron a la historia del tango junto al Zorzal:

  • (1911-1917). José Razzano. Dúo Gardel-Razzano.
  • (1911). Francisco Martino, forman el Terceto Nacional.
  • (1913). Se suma Saúl Salinas por solo unos meses.
  • (1916). Se suma el Negro José Ricardo.
  • (1921). Se agrega Guillermo Desiderio Barbieri, que lo acompañará durante más de catorce años, hasta la desaparición física de ambos en Medellín. Fue el guitarrista que más grabó junto a Gardel.
  • (1930). Se agrega Ángel Domingo Riverol convertido en el cuarto guitarrista (en orden cronológico) de Gardel, secundándolo junto a Guillermo Barbieri y José María Aguilar.

El binomio José Ricardo y Guillermo Barbieri con 445 temas, fueron sus máximos acompañantes, representando la mitad del total de sus registros. Barbieri fue el guitarrista que más secundó a Gardel, y José Ricardo también lo secundó durante catorce años y, además, lo hizo en forma ininterrumpida.

En el fatal accidente de Medellín, en 1935, fallecen Gardel, Alfredo Le Pera, y los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol, quien murió dos días después. El guitarrista y cantante uruguayo José María Aguilar sobrevivió, pero desfigurado físicamente y con sus manos inutilizadas.

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CARLOS GARDEL, 85 AÑOS NO ES NADA…

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CARLOS GARDEL, 85 AÑOS NO ES NADA…

Hace 85 años, un 24 de junio de 1935, falleció en Medellín, Colombia, Carlos Gardel, conocido como el Morocho del Abasto y también como el Zorzal Criollo, el cantante más famoso del mundo de acuerdo a los entendidos y el público general. Incluso se podría decir que Gardel, guardando los contextos, es un ícono mundial para la cultura global, como Valentino, el Che, Ghandi, Cristo, Chaplín o Buda. Frank Sinatra, otro cantante de fama mundial, cuando visitó Buenos Aires en 1981, para cantar en el legendario Luna Park, le dedicó un ritual durante una visita al Mercado de Abasto, incluida la frase: “Thanks for helping me to live, Mister Gardel”. Pero esa historia merece una nota aparte.

Carlos Gardel fue sin duda un personaje trágico, en el sentido en que los griegos entendían este concepto, lleno de alegorías y donde el destino estaba marcado desde la primera luz. Gardel muere joven, a los 45 años, en la cúspide su fama. Había conquistado toda Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, quedándole muy poco que lograr en ese sentido. Su fama trascendía los idiomas y culturas. Pero llegaría el día inevitable, tejido por la Moira, que trágicamente lo elevaría al panteón de los elegidos, aquellos a los que el tiempo no mata ni olvida, si no que los transforma en monumentos imperecederos. Y así, cada año que pasa pareciera que Gardel jamás se marchó. Sigue vivo y cada día cantando mejor.

Su voz inigualable, su garbo y prestancia lo hacían único. Hoy, incluso en culturas e idiosincrasias tan diferentes a la ríoplatense, como la japonesa por ejemplo, el tango y Gardel suman admiradores. Gardel falleció en tierras lejanas, pero siempre regresa a su Buenos Aires querido: “Mi Buenos Aires querido,/ cuando yo te vuelva a ver,/ no habrá más penas ni olvidos”. Y así ha sido desde 1935 a la fecha, Carlos Gardel siempre regresa cada 24 de junio para seguir cantando “sin penas ni olvidos”.

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