Reseña de Alejandro Lavquén para Conversemos de tango

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Reseña de Alejandro Lavquén para Conversemos de tango

En esta ocasión, el editor y escritor chileno Alejandro Lavquén nos da su reseña del libro Conversemos de tango de Lázaro Wisnia Gurovich.

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LOS PRIMEROS TANGOS

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LOS PRIMEROS TANGOS

Los primeros tangos carecían de letra, eran solo música y se considera que las primeras composiciones datan de alrededor de 1874, y quizás antes. En el libro Conversemos de tango se cuenta que el tango “tuvo su nacimiento en los ambientes populares, en los aledaños del puerto, en los cafetines y quilombos en los alrededores de la Vuelta de Rocha, en las milongas en patios de tierra, en las “carpas” donde se entrecruzan, carreros, peones de los hornos de ladrillos, cansinos, pequeños artesanos en tren de diversión barata, inmigrantes y obreros de las primeras fábricas. Son las etapas iniciales del tango, el Prototango y la Guardia Vieja” (…) “De esos años prehistóricos del tango se pueden rescatar otros títulos como “No me tires con la tapa de la olla” y “Andate a la Recoleta”, compuestos entre 1874 y 1885. Son primitivos tangos que hoy han quedado como una curiosidad y sus autores en la bruma que todavía envuelve aquella parte de la historia del tango. También están aquellos tangos compuestos entre 1896 a 1905, cuando el tango era todavía reo, alegre. Un conjunto de obras que aún mantienen su vigencia, con una alegre transparencia de cosa joven y en plena germinación, llenas de esa dichosa claridad de las obras iniciales. Tangos primitivos a la usanza de la Guardia Vieja, advirtiendo que las letras fueron adecentadas, dado que las originales mantenían un léxico poco recomendable”.

En sus inicios, los primeros tangos se bailaban en los burdeles, en los arrabales, en las orillas, como un jolgorio y embrujo que invadía la sensibilidad, convirtiendo en concurridas fiestas el momento del baile del tango. Incluso, en un principio, solo se bailaba entre hombres. De hecho, el escritor y cultor del tango, Rafael Flores Montenegro, ha llegado a comparar aquellos momentos con las dionisias de la Antigua Grecia. Por esas razones, en un principio el tango fue denostado por la iglesia y prohibido por la oligarquía rioplatense. Sin sospechar que esa barrera clasista terminaría caer estrepitosamente alcanzando el tango en las décadas venideras aceptación y fama mundial.

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