EDMUNDO RIVERO Y ROBERTO GOYENECHE, DOS LEYENDAS

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EDMUNDO RIVERO Y ROBERTO GOYENECHE, DOS LEYENDAS

En la foto: De izquierda a derecha, Roberto Goyeneche (1926-1994) y Edmundo Rivero (1911-1986). 

Edmundo Rivero (1911-1986) y Roberto Goyeneche (1926-1994), son dos de los cantantes más significativos de la historia del tango, tanto por sus modos escénicos como por sus peculiares voces y estilos de interpretación. Cada uno dejó su sello personal en tangos que en sus voces alcanzaban la máxima expresión. Ambos trabajaron con grandes músicos y directores, entre ellos Horacio Salgán, Astor Piazzolla y Aníbal Troilo, manteniendo con este último un vínculo muy especial. Con Troilo (“Pichuco”) Rivero (el “Gaucho”) y Goyeneche (el “Polaco”) conquistaron grandes éxitos. Sobre esta relación, Eduardo Berti, ha señalado en la versión online de  revista Caras y Caretas: “El nivel de los cantores de Troilo es siempre muy alto, pero ellos dos llegan a conquistar un estatus mayor. En cuanto se habla del posible heredero de Gardel aparecen, casi siempre, los apellidos de Rivero y Goyeneche” (…) “Goyeneche es símbolo de porteñidad. Rivero es lunfa, reo, barrial, pero también un “cantor nacional” (…) “Troilo, al tomar a Rivero, hace que el tango adopte a un cantor que parte del público tanguero no estaba dispuesto a recibir. El gesto osado de fichar a ese cantor con fama de feo y con voz muy grave marca un antes y un después en la noción de vocalista de tango. Con Rivero, recluta a un cantor nada típico para una típica. Alguien que es, además, guitarrista, letrista y compositor” (…) “Rivero es el cantor que corona la década del 40 de Troilo. Goyeneche, el cantor que sobresale en la década del 50 de Troilo. Rivero y Goyeneche versionan los tangos con tanta identidad que luego de sus versiones sus colegas de canto hacen un paréntesis de impotencia y admiración. Homero Expósito le decía al Polaco: “No me cantés más tangos así, tan bien, poniendo los puntos, las comas y los silencios, porque después nadie más me los interpreta”. Rivero fascina más a los tradicionalistas; Goyeneche, a los progresivos y a los jóvenes”.

Grandes voces que compartieron, y continúan haciéndolo, el afecto de los amantes del tango, cada uno en su propia expresión, porque más allá de si uno u otro fue mejor, asunto por lo demás inconducente, han sido parte de la expresión máxima del tango. Voces inolvidables que no cesan de cantar.

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RECORDANDO AL VARÓN DEL TANGO: JULIO SOSA

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RECORDANDO AL VARÓN DEL TANGO: JULIO SOSA

En la foto: Julio Sosa.

Aparte de Carlos Gardel, considerado el más notable de todos los cantantes de tango, surgieron a lo largo del siglo XX otros intérpretes de considerable registro, siendo uno de ellos, sin duda, Julio Sosa, apodado “El Varón del Tango”. Sosa, fue contemporáneo de otros notables como Hugo del Carril, Libertad Lamarque, Tita Merello, Roberto Goyeneche y Edmundo Rivero. En la discografía tanguera quedaron en el oído colectivo sus particulares interpretaciones de tangos como “Nada”, “Cambalache”, “Mano a mano”, “En esta tarde gris”, “La cumparsita” y “Rencor”, entre otros.

Nacido en La Piedras, Uruguay en 1926, desarrolló una destacada carrera como cantante, principalmente en Buenos Aires, donde falleció en un accidente automovilístico en 1964, encontrándose en la plenitud de su desarrollo artístico. En 1964 también filmó la película “Buenas noches Buenos Aires”, bajo la dirección de Hugo del Carril.

Antes iniciarse como solista, Sosa trabajó para varias orquestas, como la de Francini-Pontier y Francisco Rotundo, para luego iniciar un trabajo con Leopoldo Federico dando paso a importantes grabaciones. En su libro Conversemos de tango, Lázaro Wisnia cuenta, en relación al vínculo orquesta-cantor, que: “Se llamó Binomios tangueros a la combinación de una orquesta típica y su cantante, que en los primeros años era solo un instrumento más en la orquesta, no como lo sería más tarde el cantante solo, como el caso de Roberto Goyeneche o de Julio Sosa, por ejemplo, que revirtieron los roles, teniendo a la orquesta como su acompañante”.

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