Reseña de Alejandro Lavquén para Conversemos de tango

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Reseña de Alejandro Lavquén para Conversemos de tango

En esta ocasión, el editor y escritor chileno Alejandro Lavquén nos da su reseña del libro Conversemos de tango de Lázaro Wisnia Gurovich.

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EL TANGO COMO TESTIGO SOCIAL

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EL TANGO COMO TESTIGO SOCIAL

Con historias de varones traicionados, de cafishios y malevos, de amores imposibles, mujeres buenas y de las otras, de prostíbulos, de vicios, de madrecitas santas, el tango pintó una acuarela de la primera mitad del siglo XX en el Río de la Plata. Sin embargo, aunque parte de nuestra sociedad haya cambiado y evolucionado, aunque las mujeres hayamos logrado integrar más nuestro “ser buenas y de las otras”, aunque los hombres ya no sean tan machos -y hasta no sepan cómo ser-, todavía hoy, muchas letras mantienen la vigencia en la búsqueda de ser varón, ser mujer y ser feliz.

“Chorra! Vos, tu vieja y tu papá… Cuando me afila una mina, me pongo al lao ´el botón”.

“Barrio de tango/ que fue de aquella/ Juana, la rubia que tanto amé/ Sabrá que sufro pensando en ella/ desde la tarde que la dejé…”.

“Tu amor se secó de golpe/ nunca dijiste porqué/ yo me consuelo pensando/ que fue traición de mujer”.

“…Varón, pa’ quererte mucho/ Varón, pa’ desearte el bien/ Varón, pa’ olvidar agravios/ porque ya te perdoné…”.

“El hombre no es culpable en estos casos…/ le encajé 34 puñaladas…”.

“Pebeta de mi barrio, papa, papusa/ Que andás paseando en auto con un bacán/ Que te has cortado el pelo como se usa/ y que te lo has teñido color champán”.

“… Te baten todos Muñeca brava/ porque a los giles mareas sin grupo/ Pa’ mi sos siempre la que no supo/ guardar un poco de amor y juventud…”.

“… En la soledad/ de tu pieza de soltera está el dolor/ Triste realidad/ es el fin de tu jornada sin amor…” (…) “… Yo, con mi montón de desengaños/ igual que vos, vivo sin luz/ Sin una caricia venturosa/ que haga olvidar mi cruz.”.

“Quiero emborrachar mi corazón/ para apagar un loco amor/ que más que amor es un sufrir/ Y aquí vengo para eso/ a borrar antiguos besos / en los besos de otras bocas…”.

“¿Por qué me dejaste mi lindo Julián/ tu nena se muere de pena y de afán… En ese cuartito nadie más entró…”.

“¿Te acordás hermano, la rubia Mireya?/ Cuando por la calle la veo tan vieja, doy vuelta la cara y me pongo a llorar”.

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¿FUE ÁNGEL VILLOLDO EL PADRE DEL TANGO?

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EL TANGO Y LOS BARRIOS

Ángel Villoldo

Canción El Choclo

Veamos que nos dice el libro Conversemos de tango al respecto: “El eximio y popular músico y poeta, Ángel Gregorio Villoldo, nacido en el barrio de Barracas, en el sur de Buenos Aires, el 16 de febrero de 1861, es uno de los pioneros del tango. De hecho, ostenta el título de Padre del tango, honor tal vez un poco exagerado, porque fueron muchos los autores que participaron en las circunstancias que originaron esta música. Enormemente prolífico, compositor, músico, cantor, actor, fue de los primerísimos en llevar el tango a París. Poseía una personalidad fascinante y pintoresca. Su gravitación en el tango fue tan importante en sus inicios y desarrollo que lo hizo merecedor del apelativo que ya mencionamos. Fue, además, un gran transformador de tanguillos españoles, cuplés y habaneras, ritmos a los que dio el sonido característico del Río de la Plata”.

Algunas de sus composiciones más destacadas son: El choclo; Brisas rosarinas; La morocha; El bohemio; La farra en el cabaret, entre otras. Acá les dejamos, para que disfruten, escaneando el QR, el tango “El choclo” en su versión original en una grabación de 1912 en París con guitarras.

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LA HISTORIA DEL TANGO A SU ALCANCE

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LA HISTORIA DEL TANGO A SU ALCANCE

Conversemos de tango, un libro que todo amante del tango debe tener.

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LOS PRIMEROS TANGOS

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LOS PRIMEROS TANGOS

Los primeros tangos carecían de letra, eran solo música y se considera que las primeras composiciones datan de alrededor de 1874, y quizás antes. En el libro Conversemos de tango se cuenta que el tango “tuvo su nacimiento en los ambientes populares, en los aledaños del puerto, en los cafetines y quilombos en los alrededores de la Vuelta de Rocha, en las milongas en patios de tierra, en las “carpas” donde se entrecruzan, carreros, peones de los hornos de ladrillos, cansinos, pequeños artesanos en tren de diversión barata, inmigrantes y obreros de las primeras fábricas. Son las etapas iniciales del tango, el Prototango y la Guardia Vieja” (…) “De esos años prehistóricos del tango se pueden rescatar otros títulos como “No me tires con la tapa de la olla” y “Andate a la Recoleta”, compuestos entre 1874 y 1885. Son primitivos tangos que hoy han quedado como una curiosidad y sus autores en la bruma que todavía envuelve aquella parte de la historia del tango. También están aquellos tangos compuestos entre 1896 a 1905, cuando el tango era todavía reo, alegre. Un conjunto de obras que aún mantienen su vigencia, con una alegre transparencia de cosa joven y en plena germinación, llenas de esa dichosa claridad de las obras iniciales. Tangos primitivos a la usanza de la Guardia Vieja, advirtiendo que las letras fueron adecentadas, dado que las originales mantenían un léxico poco recomendable”.

En sus inicios, los primeros tangos se bailaban en los burdeles, en los arrabales, en las orillas, como un jolgorio y embrujo que invadía la sensibilidad, convirtiendo en concurridas fiestas el momento del baile del tango. Incluso, en un principio, solo se bailaba entre hombres. De hecho, el escritor y cultor del tango, Rafael Flores Montenegro, ha llegado a comparar aquellos momentos con las dionisias de la Antigua Grecia. Por esas razones, en un principio el tango fue denostado por la iglesia y prohibido por la oligarquía rioplatense. Sin sospechar que esa barrera clasista terminaría caer estrepitosamente alcanzando el tango en las décadas venideras aceptación y fama mundial.

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EL LOCO CEPEDA Y EL TANGO

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EL LOCO CEPEDA Y EL TANGO

Muchos se habrán percatado al escuchar el tango “Tiempos viejos”, de Francisco Canaro y Manuel Romero, que en una de sus estrofas dice: ¿Te acordás, hermano, la rubia Mireya,/ que quité en lo de Hansen al loco Cepeda? Pero que en otras versiones el segundo verso se canta: que quité en lo de Hansen al loco Rivera? Entonces surge la pregunta ¿Qué pasó, Cepeda o Rivera?

La razón del cambio radica en que Carlos Gardel solicitó a los autores hacerlo, a lo que accedieron. La alusión en la letra era al poeta Andrés Cepeda (1869-1910), amigo de Gardel y que en su primera grabación, en 1912, junto a Razzano, había grabado algunos de sus poemas musicalizados. Entre ellos “Pobre madre”, “La mariposa” y “Yo sé hacer”. Cepeda había perdido la vida dos años antes en una riña en el Paseo Colón, frente al café La Loba Chica, y Gardel le tenía gran estima y admiraba su poesía, y quizás también le causaba solidaridad su trágica existencia. Andrés Cepeda escribió la inmensa mayoría de sus poemas en la cárcel, hasta donde llegó en varias oportunidades acusado de diferentes delitos, riñas, hurtos, ebriedad. Aunque se cree que la verdadera razón por la que fue víctima de la persecución de la policía obedeció a su condición de anarquista y homosexual. Se le llegó a conocer como “El divino poeta de la prisión”.

En todo caso, la vida de Cepeda está rodeada de pasajes oscuros y mitos, tanto en relación a su condición como de las razones que lo llevaron a la muerte. Incluso no se sabe el nombre de su asesino, pues en su agonía, cuando la policía le preguntó quién lo había herido de muerte, se negó a decirlo,  porque como lo cuenta parte de la leyenda, Cepeda podría haber sido un “bufarracho”, pero no un “batidor”, como bien lo cantan en un tango que inspiró: “Sangre maleva”.

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TANGO “EL CHOCLO” Y SUS 4 VERSIONES

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TANGO “EL CHOCLO” Y SUS 4 VERSIONES

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Algunos tangos famosos no solo han tenido una versión en su letra. En el caso de “El Choclo” existen 4 versiones, unas más conocidas que otras. En el libro Conversemos de tango, se nos explica que: “De las cuatro versiones, las dos primeras en 1903 (o tal vez 1898) y la de 1905, llevan música y letra de Ángel Villoldo. Las dos versiones posteriores mantienen la música original de Villoldo, pero la letra cambia. En 1930 la letra es de Juan Carlos Marambio Catán. Finalmente, la versión más conocida es la de 1946 con letra de Enrique Santos Discépolo, a pedido de Libertad Lamarque, que quiso cantar este tango en la película mexicana Gran Casino”. “El choclo” es uno de los tangos más populares y ha sido grabado por infinidad de intérpretes.

Acá les dejamos la primera estrofa de cada versión, ¿con cuál se queda usted?

EL CHOCLO (I)

(1903 ó 1898).

Letra y música: Ángel Villoldo

De un grano nace la planta

Que más tarde nos da el choclo,

Por eso de la garganta

Dijo que estaba bichoco.

Y yo como no soy otro

Más que un tanguero de fama,

Murmuro con alborozo

Está muy de la banana.

EL CHOCLO (II)

(1905) 

Letra y música: Ángel Villoldo

Oíme china, que tengo mucho que hablarte

De una cosa que a vos no te va a gustar,

Largá el rollo, que aquí te escucho y explicate

Lo que pases

… no es tontera

Pues te juro que te digo la verdad.

Dame un beso, no me vengas con chanela

Dejate de tonteras, no me hagas esperar.

EL CHOCLO (III)

Música: Ángel Gregorio Villoldo (1903)

Letra: Juan Carlos Marambio Catán (1930)

Vieja milonga, que en mis horas de tristeza

Traes a mi mente tu recuerdo cariñoso,

Y encadenándome a tus notas dulcemente

Siento que el alma se me encoge poco a poco.

Recuerdo triste de un pasado que en mi vida

Dejó una página de sangre escrita a mano,

Y que he llevado como cruz de mi martirio

Aunque mi carga infame me llene de dolor.

EL CHOCLO (IV)

(1946)

Música: Ángel Gregorio Villoldo

Letra: Enrique Santos Discépolo

Con este tango que es burlón y compadrito

Se ató dos alas la ambición de mi suburbio,

Con este tango nació el tango, y como un grito

Salió del sórdido barrial buscando el cielo.

Conjuro extraño de un amor hecho cadencia

Que abrió caminos sin más ley que la esperanza,

Mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia

Llorando en la inocencia de un ritmo juguetón.

Por tu milagro de notas agoreras

Nacieron sin pensarlo, las paicas y las grelas,

Luna de charcos, canyengue en las caderas

Y un ansia fiera en la manera de querer…

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LAS ORQUESTAS DEL TANGO

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LAS ORQUESTAS DEL TANGO

Un papel fundamental en el tango es el que juegan las orquestas u orquestas típicas. En el caso de Argentina y Uruguay, las primeras orquestas tangueras fueron evolucionando de acuerdo con sus necesidades, pero en general se componían, en principio, de guitarra, flauta y violín. Luego el violín dio paso al bandoneón. También se utilizó el término “Orquesta típica criolla”, dado por el bandoneonista Vicente Greco en los primeros años del tango. Más adelante fueron incorporados otros instrumentos, llegándose a contar juntos guitarra, flauta, violín, bandoneón, piano, viola, contrabajo y violonchelo. Astor Piazzolla incorporó la guitarra eléctrica. Además de las grandes orquestas han existido —y existen— cuartetos, sextetos y octetos.

En un principio, los músicos iban tocando bodegón por bodegón, pues principalmente se tocaba en los arrabales y prostíbulos, sin partitura ni organización musical, simplemente se tocaba, digamos, de corazón, de memoria. Los músicos iban, como se decía, “rodando”, razón por la que era imposible usar el piano, que obviamente no es un instrumento portátil. Uno de los primeros cuartetos de principios del siglo XX estuvo formado por destacados músicos: Vicente Greco, Francisco Canaro, Prudencio Aragón y Vicente Pecci.

Entre las orquestas típica de mayor fama podemos contar las de Francisco Canaro, Hugo Di Carlo, Juan D’Arienzo, Alfredo de Ángelis, Miguel Caló, Mariano Mores, Osvaldo Pugliese, Ricardo Tanturi, Aníbal Troilo, Horacio Salgán. Y entre los octetos el más famoso fue, sin duda, el de Astor Piazzolla. Hoy el tango se ha diversificado y diferentes grupos imponen su sello melódico. Podemos escuchar incluso tangos en versión rock, lo que no quita que las versiones de las orquestas típicas sea las más aplaudidas por el público tanguero.

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CONVERSEMOS DE TANGO, UN LIBRO QUE DEBES LEER

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CONVERSEMOS DE TANGO, UN LIBRO QUE DEBES LEER

Toda la narrativa histórica del tango argentino en tres tomos (en español). Los volúmenes I y II tratan de los orígenes del tango, su trastienda social y su época de oro, la pasión del baile y la poesía conmovedora del tango-canción. Por su parte, el volumen III contiene las letras completas de los tangos más conocidos, incluidos comentarios y anecdotarios junto a un breve diccionario lunfardo, la jerga picaresca del arrabal, la cual está integrada en muchas de las letras de tangos y milongas.

Además, los(as) lectores(as) podrán “escuchar la música en el texto” de casi todos los tangos que aparecen en el libro, gracias a los QR Iconos que se incorporan en sus páginas.

 

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LA RUBIA MIREYA ¿MITO O REALIDAD?

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LA RUBIA MIREYA, ¿MITO O REALIDAD?

Afiche película Rubia Mireya

Escritor francés Frédéric Mistral

En la poética del tango, son muchas las mujeres que han quedado inmortalizadas en sus letras, entre ellas Malena, Grisel, Margot y, por supuesto, la mítica rubia Mireya. Pero, ¿realmente existió o solo fue parte de la imaginación del autor del tango Tiempos viejos? En el libro Conversemos de tango, se cuenta lo siguiente:

“El caso de la rubia Mireya es pura invención, pero tiene estirpe. Los orígenes del nombre podemos ubicarlo en la región de Provenza, en el sur de Francia. El poeta Frédéric Mistral (1830-1914), Premio Nobel de Literatura en 1904, y por quien Lucila Godoy, la poetisa chilena y también premio Nobel, tomó su seudónimo como Gabriela Mistral, escribió en 1859 un largo poema en el que retrata la vida cotidiana en la región, y coloca de personaje principal a una mujer, cuyo nombre da título a la obra: Mirèio, en lengua provenzal. Este nombre traducido al francés se convierte en Mireille, que, al arribar a nuestro puerto, los argentinos transforman en Mireya. Más tarde el poema se transformó en argumento de una ópera de corte humorístico y costumbrista. La ópera tuvo gran éxito en Francia y no tardó mucho tiempo en ser conocida en Argentina, lo que seguramente provocó que se comenzara a utilizar en la región del Río de la Plata, el nombre Mireya como apelativo femenino.

La primera referencia la vemos en un sainete (breve obra teatral de argumento sencillo), “El Rey del Cabaret”, del autor Manuel Romero, la obra estrenada en 1923, tenía como protagonista femenino a Mireya, muchacha que gustaba de las noches con champagne, bailando tangos y conquistando corazones, con un final feliz, donde la muchacha contrae matrimonio con un joven adinerado, de buena familia. Tres años más tarde, 1926, el propio Manuel Romero escribe la letra del famoso tango de Francisco Canaro “Tiempos viejos”. En ella inmortaliza a la Rubia Mireya”.

En 1948 Manuel Romero dirigió la película “La rubia Mireya”, que fue protagonizada por la actriz Mecha Ortiz, Fernando Lamas, Elena Lucena y Severo Fernández en los roles estelares.

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